Feliz cumpleaños Alicia

En octubre de 1865 se publicó por primera vez Alicia en el país de las maravillas. Se cumplen por tanto 150 años de su aparición. Ríos de tinta han corrido sobre esta obra. No sólo traducciones a casi todos los idiomas del mundo, versiones, interpretaciones y ensayos sobre la misma siguen rellenando estantes en bibliotecas de todos los continentes. 


Pocas obras, consideradas infantiles, han despertado tanta curiosidad. Quizá se deba a la controvertida imagen de su autor

Charles L.Dodgson, hijo de un pastor protestante. Zurdo, tartamudo y sordo de un oído, problemas que le favorecieron un carácter introvertido e inseguro. Profesor de matemáticas cursó la carrera eclesiástica hasta diacono, aunque no llegó a sacerdote. Con fama de tímido, inteligente, serio, retraído y ordenado. Admirado por colegas y respetado por alumnos contrastaba con la faceta de escritor imaginativo, irónico y festivo y por ello adoptó un sobrenombre: Lewis Carroll. Aficionado a la fotografía y la poesía gustaba de la compañía de las niñas a las que fotografiaba vestidas y con “vestidos de nada” como él decía. Esta afición provocó diversos comentarios y fama de pederasta, si bien es cierto que ninguna niña, incluida Alice, le acusó nunca de nada. 

El origen de Alicia en el país de las maravillas fueron los cuentos que le narraba a Alice Pleasance Liddell, una de las tres hijas del decano de su facultad y por la que sentía debilidad. Carroll le escribe unos cuentos cuando ella tenía diez años y ante su entusiasmo decide publicarlos.
La verdadera Alice

Desde entonces el libro es todo un éxito aunque con desigual aceptación.

Se da el caso, por ejemplo de su censura en china en 1931 por otorgar habla a los animales y ponerlos al mismo nivel que los hombres. Aunque anteriormente en 1900 ya fuera prohibido en EUA porque en una escuela de secundaria se vieran referencias a la masturbación y a las fantasías sexuales. También en 1960 se censuró por considerar que incitaba al consumo de las drogas alucinógenas. 

Tampoco faltan las interpretaciones que hablan de crítica a la sociedad y las normas establecidas así como inclinaciones políticas insinuadas en el desarrollo de la obra y los comportamientos de los personajes. Y lo cierto es que más allá de la evolución del personaje de Alicia, una nena inglesa de clase media bien educada acostumbrada a aceptar las normas que los mayores le imponen que al encontrarse en un mundo donde nada es como se espera que sea, padece una serie de cambios en su aspecto y en su carácter hasta el punto que llega a estar tan confundida que no sabe quién es y a rebelarse contra todo, se podrían achacar las diferentes interpretaciones a la traducción de la obra. Los juegos lingüísticos de Carroll que con sus preguntas trastorna la lógica del lenguaje y del mundo de los adultos que está profundamente anclado en la forma verbal del lenguaje con la que describe la realidad, al traducir a otro idioma quedan diluidos. También el mensaje de los poemas sufre ya que una traducción es una interpretación. Los poemas, sometidos a las exigencias del acento y rima, computo silábico de nuestra métrica, pasando de un sistema basado en el pie a otro basado en la sílaba se distorsiona, así como las figuras: al final de “A través del espejo” y lo que Alicia encontró allí hay un poema acróstico que, tomando la primera letra de cada verso, permite leer el nombre completo de la niña: Alice Pleasance Liddell, con las traducciones desaparece. En el lenguaje de carroll se juega con las palabras, tanto por su significado como por su sonido, una de las grandes dificultades de la traducción de la obra y donde más espíritu de la obra original y mensaje del autor sin duda se pierden.

En cualquier caso, la leyenda de Alicia en el país de las maravillas, quizá alimentada en parte por existir una persona real a la que poder buscar reflejada en la literatura y en la realidad como en el espejo mágico del cuento, sigue generando ríos de tinta aunque sea electrónica. Y sus diversas interpretaciones seguirán evolucionando con la sociedad y su mirada. 

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