Virginia Woolf y las segundas oportunidades

 Compré el libro "La señora Dalloway" hace muchos años. Lo comencé con curiosidad y ganas, pero tras las primeras páginas le busqué un sitio en la estantería. No es que no me gustara, no fue eso. Quizá fue su densidad descriptiva, su exceso de información concentrada, su abuso de los adjetivos y la formación de imágenes sobre un mismo objeto. Quizá no se tratara de nada de eso, sino de una inmadurez literaria, del desconocimiento del medio, o del momento vivido. El caso es que ahora, años después, he disfrutado mucho de su lectura, creo que el error fue no contextualizar la obra.
Es decir, lo que me ha incitado a su lectura esta segunda vez es haber asistido a un ciclo de conferencias donde se trataba del contexto de grandes obras literarias, no de las obras en sí, y ampliar la información de la autora y sus circunstancias te hace ver con otros ojos, incluso leer de otra manera, su obra. Buscando entre líneas sus ideas, sus problemas, sus inquietudes...
 
Virginia Woolf


  Virginia Woolf, fue muy desgraciada, así tal cual, recibió una gran educación pero no fue una niña feliz, sus padres murieron cuando ella era muy joven, su hermana también, sus hermanastros mayores abusaron de ella...y no se sabe si a consecuencia de todo ello o no, desarrolló una enfermedad mental que la llevó al suicidio. Novelista, ensayista, escritora de cartas, editora, feminista y escritora de cuentos, fue considerada como una de las más importantes figuras del modernismo literario del siglo XX y un miembro destacado del conocido grupo de Bloomsbury.
Vivir en el periodo entre las dos guerras mundiales marcó sus temas a tratar en su obra, junto con temas feministas, lésbicos y una crítica a la clase y sociedad británica de la época. 
En "La señora Dalloway" no pueden faltar todos ellos:
" Después de una mañana de lucha, de un texto comenzado, destruido y reanudado, Lady Bruton sentía más que nunca las deficiencias de su condición femenina y pensaba con agradecido alivio en Hugh Whitbread, maestro en el arte de escribir cartas."
"La señorita Kilman sintió que estaba a punto de hacerse pedazos. El sufrimiento era demasiado intenso. Si pudiera agarrar a Elisabeth, si pudiera estrecharla, si pudiera hacerla suya por completo y para siempre y después morir; eso era todo lo que deseaba."
"Septimus había luchado en la guerra; era valiente; pero ya no era Septimus."
Pero lo más sorprendente de la novela es que aparentemente no ocurre nada. Toda la acción de la misma transcurre en un sólo día. La señora Dalloway sale por la mañana a comprar flores para la fiesta que da por la tarde, vuelve a su casa, recibe a un amigo y pasa el día en casa organizándolo todo hasta que llega la hora de la fiesta. Eso en tiempo cronológico, real. Sin embargo, en tiempo subjetivo somos testigos de toda una vida, de muchas vidas. Todos los personajes se nos muestran con su pasado y su presente, sus miedos, sentimientos y pensamientos, gracias al flujo de la consciencia, técnica narrativa empleada con maestría por la autora.
En conclusión, me alegro de haberle dado una segunda oportunidad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario